miércoles, 21 de enero de 2009

La era Obama: ¿cómo sigue la película?

Barack H. Obama
44° Presidente de los Estados Unidos
Fuente: Sitio web del Senado de los EE.UU
Imagen de dominio público


En el dia de ayer, los ciudadanos del mundo asistimos a la jura del 44° Presidente de los Estados Unidos que, como sus predecesores desde el atardecer del Imperio Británico, ocupará también el puesto de Hombre-Más-Poderoso-del-Mundo como hicieran sus colegas coronados de las verdes y fértiles Islas Británicas.


Sin embargo, es sabido que Obama se encuentra ante un escenario, en principio, dificilísimo: dos guerras abiertas, déficit fiscal y comercial récord (contra superávit fiscal y comercial récord legados por la administración Clinton) y un Estados Unidos cuya imagen ante el mundo se parace cada vez más a la del "Gran Satán" que a la del "Gendarme del Mundo", garante de la paz y la libertad, de la que gozaba hasta hace tan sólo ocho años. Además de estos problemas, Estados Unidos se encuentra ante desafíos aún más complicados y que lo pueden perjudicar más allá en el largo plazo tras ocho años de administración Bush: debe reconstruir su autoestima, esa consciencia colectiva de que "nosotros podemos". No por nada la frase más aclamada del discurso inaugural de Obama haya sido "sepan algo, americanos: [los problemas] serán enfrentados". Una frase parecida pudo escucharse de los labios de Franklin Delano Roosevelt en plena Gran Depresión: "no sabemos cómo resolver los problemas, pero estén seguros que algo haremos para resolverlos". Ambos presidentes sabían que los problemas económicos serían aún más acuciantes si se transformaban en una depresión del ánimo nacional y que resolverlos sería imposible si antes no se reconstruye la confianza. Esperemos, no sólo por los norteamericanos, sino por todos los que estamos atados al futuro de ellos, que Vladimir Putin se haya equivocado cuando ayer dijo "de las grandes esperanzas nacen las grandes decepciones". Mientras la ansiedad les jugaba una mala pasada a Mr. Obama y al Presidente de la Corte Suprema a la hora del juramento, los mercados operaban en terreno negativo. ¿Pensarán como Putin? ¡Vaya novedad!


Después de varios meses sin actualizar este blog, es hora de evaluar lo escrito allá por octubre, cuando la tormenta recién estallaba. En aquel entonces, no se sabía aún si las pérdidas en los mercados financieros desembocarían en una remake de la Gran Depresión de 1929-1933 tras la quiebra de Lehman Brothers, los multimillonarios rescates con el plan de U$S 700.000 millones de Bush ó el plan Brown-Darling en Gran Bretaña. Hoy, no sólo no podemos ver los efectos de esas medidas sino que, en los últimos días de la administración republicana, se autorizó un segundo rescate al Bank of America y corre el rumor de que el gobierno británico nacionalizará la casa Lloyd's. Mientras Obama desfilaba por las calles de Washington, las acciones del centenario banco londinense se desplomaban a la mitad de su valor.


Ayudada por estos rumores, la libra cerró ayer en U$S 1,39, su mínimo valor desde 2001, y el fondo de George Soros aconsejaba a los inversores deshacerse de todas sus posiciones en esterlinas y a poner ni un sólo penique en la economía británica. En este escenario, luce cada vez más probable que el Bank of England recorte la tasa de referencia en 0,5 %, llevándola a su mínimo histórico de 1,25 % (hace tan sólo un año, se ubicada por encima del 5 %) con una alta probabilidad de que se acerque a cero en las próximas reuniones del Comité de Política Monetaria. Las ventas que deprimen el valor de la esterlina se explican también por los temores de que la deuda pública británica supere los 118 billones de libras anuales, acercándola al techo de 8% del PBI, y que el gobierno se vea en difícultades económicas cada vez mayores a medida que la recesión se acerca.


Lamentablemente, nadie sabe cómo terminará la película. ¿Será Obama el héroe salvador que acabará con los "malos de Wall Street" para rescatar a los "buenos de Main Street", o será una nueva frustración norteamericana? Es indudable la facilidad que tiene el pueblo del Norte para darle a su vida un inequívoco tinte cinemátográfico: basta con ver las escenas de la asunción del nuevo presidente para confirmar esta postura. ¿Tendrá esta cinta un final feliz?