jueves, 5 de noviembre de 2009

Dia de furia en Buenos Aires

Violencia Rivas, creación de Diego Capusotto

El dia que termina ha sido uno de los más conflictivos que hemos vivido en los últimos tiempos. El paro de subtes dejó a un millón de personas sin el medio de transporte que eligen y necesitan para llegar a sus trabajos y hogares. Las internas gremiales vuelven a poner a la Ciudad de rodillas, mientras la sociedad deambula con una pasividad asombrosa frente al descalabro que se vive en todos lo ámbitos.

Las peleas sindicales en el subte no son nuevas: los problemas entre los rebeldes y la UTA (Unión Tranviarios Automotor) vienen ya desde el año 2000. Se llegó a estas instancias por algo muy simple: la total y absoluta complicidad de los sucesivos gobiernos con estructuras mafiosas anquilosadas que distan muchísimo de representar los intereses de sus afiliados. En el fondo, como en todos los conflictos sociales que se observan en la Argentina de hoy, la pelea es por dinero y poder. El bienestar de los trabajadores, a pesar de las declamaciones de ambos bandos, no interesa a nadie.

Mientras bajo tierra los ánimos se caldeaban, trabajadores de la construcción bloqueaban la Panamericana. Una cola de tres kilómetros de autos estancados bajo el sol, repletos de pasajeros indignados pero inertes, se observaba desde las tomas aéreas que hacían las cámaras de televisión. Más tarde, bastó un camión hidrante para dispersar a los piqueteros con un extraño líquido azul.

En el Obelisco, una marcha de la CTA cortaba la avenida 9 de Julio, partiendo a la mitad el centro porteño. Esta semana fuimos testigos de un campamento que se instaló durante casi dos días en la puerta del edificio en donde funciona el ministerio de Desarrollo Social. El Gobierno de la Ciudad denunció que la Justicia porteña había ordenado a la Policía Federal el desalojo del improvisado campamento, pero que la orden fue desobedecida. Aparentemente, en la Argentina de hoy la orden telefónica de un político vale más que la orden de un juez. Nuevamente, la República se va flotando por el Riachuelo.

Mientras el país se bloquea cada vez más con protestas, sean legítimas o no, los problemas se acumulan sin una solución visible. El domingo, el futbolista Fernando Cáceres perdió un ojo en un asalto. Hoy, lucha por no perder también su vida. Primero fue Marcelo Tinelli, luego Mirtha Legrand y, más tarde, Jorge Rial los que desde sus respectivos espacios en los medios expresaron sus puntos de vista respecto a la inseguridad. La señora Legrand incluso fue más allá y le pidió a la Presidente que utilizara la cadena nacional "para llevarle paz a los argentinos".

Sin embargo, la Primera Magistrada no se dio por enterada de este reclamo y repitió una vez más el discurso gastado y hueco que tanto le gusta pronunciar. El enemigo fue el mismo de siempre, el favorito del kirchnerismo en estos tiempos de leyes audiovisuales que restringen las libertades de prensa y lesionan derechos adquiridos; de bloqueos a las plantas impresoras de los dos diarios más importantes del país con la tropa del Compañero. Nuevamente la prensa fue el blanco elegido de la Señora, esta vez para decir que las críticas de los medios desprestigian al Estado y a las instituciones democráticas (¿se olvidió tan rápido de que en primer año de la facultad de Derecho le enseñaron que la prensa es también una institución democrática?) y para quejarse de que "cuando los pobres se organizan empiezan a molestar, pero cuando aparecen en los medios llorando o pidiendo no"

La infortunada oración pronunciada por la Señora no puede más que helar la sangre de cualquiera que esté lo suficientemente despierto por la hipocresía y el cinismo con que fueron proferidas. ¿Acaso se olvidó tan rápido de que los pobres que se organizaron para cortar la 9 de Julio lo hicieron porque el gobierno que su marido y ella presiden los marginó deliberadamente del reparto de ayuda pública porque no pertenecen al kirchnerismo? ¿Acaso se olvidó tan rápido que los pobres que lloran en los medios lo hacen por culpa de las politicas económicas voraces que se aplicaron en los 17 años que lleva gobernando el peronismo desde 1983? Los pobres que lloran en los medios no lo hacen porque un productor les paga para hacerlo para sacar un punto de rating, sino porque hubo políticos que los excluyeron del sistema económico con políticas que favorecieron la destrucción del aparato productivo y el tejido socioeconómico argentino, por la implementación de políticas sociales que buscaron la creación de clientes en lugar de otorgarles a sus beneficiarios una posibilidad de reinsertarse laboralmente. Porque antes de que los medios echaran luz sobre los desastres que causaron a millones de inocentes por su codicia e inmoralidad, hubo políticos que apoyaron esas políticas y hoy dicen estar del lado de los pobres mientras brotan como por arte de magia las denuncias por enriquecimiento ilícito.

Es por todo esto que hoy fue un dia de furia. Lamentablemente, no será el último.


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