sábado, 16 de agosto de 2008

¿A dónde vamos?


Miro cada vez más asombrado los noticieros: los problemas nacionales no cesan de repetirse a si mismos. Inflación, inseguridad, mafias, drogas, desgobierno, corrupción y otros nos azotan desde hace varias generaciones sin que nigún gobierno haya podido encontrar las formas de librarnos de ellos. En estos últimos dias, la sensación de no saber hacia dónde vamos se acentuó hasta extremos insospechados hace pocos meses, por lo menos en mi caso.

Después del voto "no positivo" en el Senado, el Gobierno no logra salir de su autismo e ignoracia que, para colmo de males, van in crescendo. En el Congreso se debaten dos proyectos: reestatización de Aerolíneas y movilidad previsional. Como bien explica el diputado Claudio Lozano en su artículo publicado hoy en el diario Crítica de la Argentina, estamos ante un Estado de dos caras: el "Estado bobo" y el "Estado turro". El primero se encarga de que asuma la sociedad el control de una compañia al borde de la quiebra, con niveles altísimos de conflictividad gremial y una deuda que ronda los 900 millones de dólares gracias a la pésima administración del grupo Marsans. El "Estado turro", por otra parte, se encarga de ponerle límites a la movilidad previsional amparándose en la "responsabilidad fiscal". Otra mentira de esta administración: el gasto público no cesa de crecer para frenar, mediante subsidios, una inflación creciente y desconocida en su real magnitud. Tal es la creciente gravedad del problema fiscal que el único que le presta dinero al pais es Chávez a tasas altísimas. Obviamente, las alarmas se encendieron entre los bonistas que tienen títulos argentinos quienes, ante los persistentes rumores de un nuevo defaut, salieron a vender sus bonos. Argentina tiene todavía superávit fiscal, pero de seguir en este camino de aumento desbocado del gasto, se acabará.

Otra cuestión que acaparó la preocupación mediática esta semana fue el triple crimen de los empresarios. No es la primera vez que ocurren en el país casos así. De hecho, hace por lo menos diez años que distintos sectores políticos, entre ellos Elisa Carrió, denuncian sistemáticamente la instalación en la Argentina de mafias con raices en el narcotráfico y en connivencia con el poder político. Lo más grave de todo esto es que estas redes delictivas hacen nido en la pobreza. Utilizan como base de operaciones a las villas, en donde venden drogas mortíferas como el paco, residuo de la preparación de las drogas de máxima pureza que venden a los sectores acomodados de la sociedad. Además, arman aceitadas maquinarias de control social en los territorios en donde se asientan, cercenando las libertades civiles y los más elementales derechos humanos a través del terror y el crimen en complicidad con políticos corruptos. En su cobardía, utilizan a las personas en situación de pobreza como escudos humanos para protegerse tanto de la Policía como de bandas rivales. Y cuando ocurren atrocidades como el crimen de estos tres señores esta semana, la sociedad toda es presa del terror, no sólo por la presencia de elementos criminales, sino por la total incapacidad e impericia del Estado para combatirlas.

Así estamos en Argentina en estos dias: entre mafiosos de película por un lado y mafiosos en el poder del otro. Distinción esta por demás estéril, dado que forman una línea cuyos extremos, en alguna parte, se tocan y cierran el círculo alrededor del cuello de la democracia y la sociedad civil.

No hay comentarios: