sábado, 2 de agosto de 2008

Hace 94 años


Tierra de nadie
Imagen de dominio público

El 2 de agosto de 1914, Gran Bretaña entraba oficialmente en la Primera Guerra Mundial. Hasta entonces, las declaraciones de guerra entre los paises europeos se habían sucedido sin que nada pudiera frenarlas. En aquel entonces, Argentina mantenía un vinculo estrecho con el Reino Unido en todos los aspectos imaginables. La participación británica en la Gran Guerra debilitaría su liderazgo como potencia mundial, ya en declive desde 1890 según Rondeau Cameron. Sin embargo, la principal consecuencia de la guerra fue la crisis de todo un sistema de valores y creencias que se había impuesto paulatinamente desde, por lo menos, la Revolución Francesa y la Revolución Industrial.

Una visión que puede tenerse del mundo que se terminó en 1914 es la de aquel que se acerca a un estado de progreso material y científico cada vez mayor. Los avances tecnólogicos eran vistos como el vehículo para la superación del ser humano y para la construcción de un mundo ordenado y pacífico. La Gran Guerra mostró que la ciencia puede utilizarse también para la autodestrucción del Hombre, minado así la fe en el Progreso que había caracterizado a las generaciones victorianas.

A partir de entonces el mundo pareció perder el rumbo: el siglo XX "corto", como lo llamó el historiador Eric Hobsbawm al delimitarlo entre 1914 y 1991, vio la luz en medio de los estruendos de la guerra. Dicen los psicoanalistas que el trauma del nacimiento marca cómo la persona pendulará durante su vida entre el Eros y el Tánatos. La sistemática utilización del ingenio humano para la destrucción de sus semejantes en escalas nunca antes vistas mostró que lo tanático predominó; los sucesivos Holocaustos son prueba de ello. El siglo XXI no parece ajeno a este devenir de la Humanidad, en donde todavía se sienten los viejos rencores y odios despertados por la Primera Guerra Mundial.

Otra visión que puede tenerse de la irrupción del conflicto es que puede interpretarse como la segunda parte de una dialéctica histórica. A un mundo ordenado y en progreso, se le contrapone un mundo caótico que preanuncia el fin del capitalismo; son los dolores de parto del sistema socialista tras una guerra de burgueses. De hecho, el gran temor de los años de la primera postguerra fue la expansión del comunismo entre las masas hambientas y desocupadas tras la Revolución Rusa de octubre de 1917. A partir de aqui se siembran las semillas del mundo bipolar de la Guerra Fria.

La Gran Guerra no tenía objetivos claros; no se peleaba por territorios, sino que se buscaba la aniquilación total del enemigo. Tarea, por supuesto, imposible: la guerra de trincheras es sinónimo de este empate hegemónico entre los bandos en pugna. Lo único que tenía cabida era el horror, el genocidio, la tierra de nadie. El mundo aún no se liberó de tales pestes.

1 comentario:

Kalaka dijo...

Gonzalo, quiero antetodo felicitarte por el buen manejo de las palabras, la narrativa y el uso muy sutil del humor negro, wow me encanto y ademas atrapas al lector, espero que sigas escribiendo y desde hoy me sumo a uno de tus fans, amigo que dios te cuide siempre y gracias por ser y estar, espero no perder tu amistad y quiero cualtivarla y poder pronto darte la mano, cuidate juan arteaga